La Psicomotricidad sostiene que la personalidad de un chico está directamente influenciada por la capacidad de moverse cuando es bebé. Para éstos, moverse es la forma de explorar su entorno y su propio cuerpo en relación a ese entorno; cuanto más se mueva por sus propios medios más seguridad genera a la hora de moverse y esa seguridad se ve reflejada de alguna manera en su personalidad. Es por esto no se recomiendan el uso de andadores en bebés ni el hacerlos caminar agarrándolos de las manos cuando aún no saben caminar; ya que éstos son movimientos anti-naturales y prematuros, teniendo en cuenta que lo va a aprender sólo.
No es de sorprenderse que algunos chicos que no tienen un buen manejo de su cuerpo sean la última opción de elección de los demás chicos en algunos juegos y deportes, generando en consecuencia una sensación de frustración, algo nada positivo en un ser que está formando su personalidad  y produciendo aún más rechazo por el deporte o el simple hecho de moverse; no olvidemos que los chicos practican por su cuenta sólo aquello que les da placer o la sensación de pertenencia.

Qué pasa con los adultos que no tienen una buena motricidad?

Obviamente ciertas cosas que no se aprenden de chico no se aprenden más o cuesta mucho alcanzarlas de grande. Por suerte un adulto cuya personalidad está formada no necesita del movimiento para relacionarse con los pares pero puede encontrar en el arte de moverse otros beneficios que pueden ser muy importantes para su autoestima y su salud.
Hay infinidad de movimientos que un adulto puede aprender logrando los 3 objetivos del entrenamiento (salud, estética y rendimiento) generando en su personalidad una sensación agradable y al mismo tiempo mejorar en otros aspectos de la vida como por ejemplo un mejor rendimiento en el partido del sábado sin que le duelan hasta los parpadeos al día siguiente, llegar mejor al final del día o tener sexo en una posición que antes le resultaba muy difícil.

Profesor Franco M Cavalier.

Entrenador en http://goo.gl/JTGtWm